En la foto Pikachu realiza su poder impactrueno.
El 16 de mayo, el artista Okuda San Miguel inauguró un mural ubicado en el bulevar de la 24 de mayo, por la conmmemoración del Bicentenario de la Batalla de Pichincha. (24 de mayo de 1822-24 de mayo de 2022). Este mural desató un incontenible alud de memes, artículos, a favor y en contra, por pintar un adorable Pikachu, en el sombrero de las borbadoras de Llano Grande.
Debido a la avalancha de información a la que nos vemos sometidos hoy, a la memecracia y la videocracia, la gente ni siquiera ha visto todo el mural. ¿Los detractores se han fijado en ochenta por ciento del mural? ¿Los detractores se han fijado en Las Bordadoras de Llano Grande?
Pues, la gran mayoría no. No lo digo yo, los dicen las mismas Bordadoras de Llano Grande. María Montesdeoca afirmó: "Nadie se ha preguntado sobre nuestro trabajo, ni por qué somos parte del proyecto"
¿Se han informado de la cultura que hay detrás de las Bordadoras de Llano Grande? ¿Conversan con sus amigos de Llano Grande sobre su cultura?
Yo no sabía qué había detrás de la cultura de Llano Grande. Me informé por casualidad un fin de semana por un compañero de trabajo mientras comíamos un sabroso encebollado, un rico plato ecuatoriano que tiene más identidad que Pikachu y La Batalla de Pichincha juntos. Me dijo que su familia es de Llano Grande y que ni siquiera ellos sabían su pertenencia a una cultura aborigen ancestral, y cuando lo supieron se gastaron mucho dinero en vestirse como la cultura aborigen de Llano Grande. Ellos eran los Kitu Cara.
Como un ecuatoriano desinformado y atiborrado de memes en mi Facebook, no sabía, ni tampoco me interesaba mucho y seguí degustando mi sabroso encebollado.
Entonces, ¿por qué causa tanto revuelo el Pikachu del bulevar 24 de mayo?, es posible y muy probable que la causa sea la novelería, no por una investigación y mirada profunda de un mural. Es posible que ni siquiera los detractores sepan sobre este dato, sólo se dedican a encubrir su nacionalismo, su patriotismo e intelectualidad, alegando que Quito es milenario. Y Quito con K y u para rematar. Con mi visión de niño pienso que las ciudades son milenarias, el mundo lo es. Y qué. El hecho de recordar a un grupo de militares o patriotas masacrándose con otros por una independencia no es un acto ni heróico, ni digno de recordar. El nacer en Quito, Bogotá, Buenos Aires, Lima o New York no se elige ni te hace especial. Tampoco las identidades sangrientas, ni identidades culturales, eso viene con el paquete incluido biológico, no hace falta estar buscando. Podemos respetar, admirar y asombrarnos de culturas de mi país como los otavalos, saraguros, kitu cara, shuar y otras tantas, pero tampoco ellos lo eligieron ni tampoco son especiales por eso.
Estamos en camino al hombre universalis, el homo complexus, como lo estudió y profetizó el sociólogo francés Edgar Morín, con el estudio de la complejidad. Nuestro celular es chino, nuestros zapatos son colombianos, nuestra camisa es ecuatoriana, nuestras gafas son gringas, nuestros libros son de todas partes del mundo. Habitamos en un planeta y nacer en un país es una anécdota. Nuestra percepción y sentimiento profundo ya no es de ningún lugar, ni de ninguna patria, y eso con el tiempo se convertirán en anécdotas y las respuestas se las encontrarán en la antropología, en el conocimiento de diversas culturas, lenguas, no de conceptos rígidos patrióticos y políticas de hacer un arte encomendado a la historía sangrienta de nuestros pueblos.
Según Josefina Ludmer, en la actualidad las ciudades son islas urbanas (zonas sociales). La idea de nación, con sus viejos ideales de patria ya está desapareciendo. Las ideas de patriotismo, identidad cultura, himnos nacionales y todo ese sentimiento patriótico en la actualidad es un nicho más, un grupo de personas que piensan de esa manera de los miles de grupos de personas que existen en una ciudad que piensan de maneras distintas. Y es hermoso que sea así, porque ya las ideas hegemónicas de la patria están desapareciendo por miles de grupos que piensan de manera diversa no se los puede aglutinar para una idea común. José Luis Pardo en su Ensayo sobre la falta de lugares, lo aclara: "La distribución de las cosas y personas en lugares —llámense o no naciones— es un fenómeno totalmente accidental y epidérmico, aunque sea también un fenómeno extremadamente importante. La formación de lugares —históricos, geográficos, culturales— es siempre algo derivado y no originario, el resultado de una negociación, de un acuerdo, de una relación de fuerzas o de un enfrentamiento violento, nunca un producto espontáneo de la naturaleza".
Siguiendo la inspiración de Pardo, desde la visión de un niño, que es una especie de juguete de los mayores, de los dueños de las identidades de un país, un niño rebelde y a la vez ingenuo y espontáneo optaría por adorar al Pikachu por sus colores y su simpatía, y su visión enamorada y natural sería la prueba más humana que su identidad está en el amor al Pikachu con el que puede soñar y está mucho más cercano a la ilusión del niño rebelde.
El Pikachu será su primer juguete y su primera identidad.
Es posible y muy probable que la nueva generación se identifique con el adorable y alegre Pikachu en vez de gestas patróticas sangrientas, con Maradona en vez de Dios, Faraón Love Shady en vez de Bad Bunny, con Tony Stark en lugar de Cristo, Harry Potter en cambio de las mitologías griegas. Porque nuestra cultura es el encebollado, y mientras más mezclemos ingredientes, sabores, culturas y modos diversos de pensar, más paz, tolerancia tendremos.
Qué rico encebollado.
Y está bien. Y me gusta. Y me gusta. Y me gusta que sea así, que poco a poco existan murales de arte, manifestaciones subversivas del arte que mezclen culturas, historias supuestamente intocables con identidades de la globalización. Nos hace falta tanto esos actos subversivos porque nos hace pensar, nos incomoda. Me gusta el arte incómodo, el que te mueve de tu estado petrificado, zombie, para preguntarte cosas.
Los memes posteriores dieron en el blanco del subconsciente quiteño. El blanco de los memes se dirigieron a colocar a Mazinger Z, o la guarida de los Thundercats en la famosa y súper globalizada Virgen del Panecillo. Eso está en el subcosciente de los quiteños. He conocido a algunos pintores que quieren dibujar a la Virgen del Panecillo fumando marihuana o destruyendo ese estatua horrible que tiene Quito, como ya lo representó la película ecuatoriana A tus espaldas. Otros más punkis sueñan con dinamitar la Virgen del Panecillo y yo los acompaño en sueños. Como sueños y arte subversivo estaría bien, al menos en nuestra mente súper globalizada.
Entonces ya no gentrificaremos la ciudad, sino nuestro pensamiento. Utilizaremos la gentrificación mental para ser más tolerante, creativo y apto para el encebollado cultural. Cuando nos levantemos seremos capaces de tomarnos una selfie y subirla en Facebook, sin filtros, así con arrugas y ojeras. Remodelaremos nuestra percepción, nuestra mente con el encebollado cultural.
Santiago Quelal Pasquel, 23 de mayo de 2022